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El Museo Histórico Municipal abre su nueva sección «La pieza del mes» con el «Exvoto Ibérico» uno de los hallazgos más interesantes del recinto fortificado de Los Castillejos

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El Museo Histórico Municipal abre su nueva sección «La pieza del mes» con el «Exvoto Ibérico» uno de los hallazgos más interesantes del recinto fortificado de Los Castillejos

Los Castillejos es considerado como el principal testimonio del mundo ibérico en el valle del Guadalteba

La cabeza, que se encuentra en un buen estado de conservación, está esculpida en mármol blanco de grano grueso y muy cristalino

  • NOMBRE: Exvoto ibérico
  • CULTURA: Ibérica
  • MATERIA: Mármol
  • PROCEDENCIA: Los Castillejos
  • DIMENSIONES: 17’5 cm de alto, 11 cm de anchura máxima y 12’2 cm de grosor

CONTEXTO ARQUEOLÓGICO

La pieza que queremos mostrar en este caso se trata de uno de los hallazgos más interesantes que ha dado uno de los yacimientos más importantes de Teba, hablamos del recinto fortificado de Los Castillejos, principal testimonio del mundo ibérico en el valle del  Guadalteba. La importancia de este lugar arqueológico va más allá, debido a que constituye el más interesante enclave ibérico conocido hasta hoy en la provincia de Málaga por su situación geográfica, extensión, abundancia de hallazgos y monumentalidad de sus construcciones.

Los Castillejos es un aguzado espolón rocoso, orientado en sentido este-oeste, que domina el valle medio del Guadalteba. La topografía del cerro presenta fuertes pendientes en sus vertientes septentrional y meridional, configurando varias terrazas, salvando un desnivel de unos 100 m. hacia el este, con una cota máxima de 609 m.s.n.m. El perímetro amurallado del recito ronda los 1.200 m, con una superficie intramuros de aproximadamente 3’44 has, en forma de óvalo enormemente alargado.

Sobre la cronología de la ocupación de este yacimiento quedan muchos interrogantes, sin que hoy en día podamos asegurar el inicio de su ocupación ni su abandono. A pesar de la importancia del enclave, solo una pequeña intervención arqueológica se ha realizado, de carácter urgente, en 1993 (García Alfonso, 1994). Esta intervención se desarrolló en una de las cotas más bajas del yacimiento, y arrojó una secuencia estratigráfica que abarcaba desde los últimos momentos del Bronce (sin llegar a agotar la secuencia arqueológica) hasta el siglo V a.C. Posteriormente a este momento y de acuerdo con lo que indica este autor, la ocupación se trasladaría hacia las terrazas más altas del cerro, pudiéndose constatar allí materiales arqueológicos que nos pueden llevar hasta el siglo II-III d.C.

Las necrópolis de Los Castillejos, por otra parte, constituyen uno de los episodios más tristes del expolio arqueológico de la provincia de Málaga. Localizadas por excavadores clandestinos en los años 70, conocen en los 80 su casi total destrucción, que obligó a las autoridades a intervenir aunque ya era demasiado tarde. Un asentamiento de la importancia y perdurabilidad de Los Castillejos debió contar necesariamente con varias necrópolis, en uso durante diferentes o coetáneos momentos de su desarrollo, esto último como factor de diferenciación social, aunque carecemos totalmente de información en este sentido para el yacimiento. Conocemos tres lugares en los alrededores del recinto fortificado que sirvieron como lugar de enterramiento en época ibérica e iberorromana. El más extenso se localiza al oeste del poblado, sobre el denominado cerro de la Torrecilla (necrópolis A según la bibliografía). Otros dos, en principio de menor envergadura, se localizan al sudeste del yacimiento, muy cerca de donde se efectuaron las excavaciones de 1993 (necrópolis B y C según la bibliografía).

EXVOTO IBÉRICO DE LOS CASTILLEJOS

En la necrópolis A de Los Castillejos se produjo en 1994 un hallazgo excepcional debido a las implicaciones que tiene respecto al mundo religioso del yacimiento y a su escasez en el contexto de la arqueología ibérica. La pieza la encontró D. José Camarena Florido producto de la casualidad, siendo posteriormente donada al Ayuntamiento de Teba.

La cabeza, que se encuentra en un buen estado de conservación, está esculpida en mármol blanco de grano grueso y muy cristalino. La pieza está trabajada en un solo bloque cilíndrico, con una técnica muy tosca, donde el artesano solo se ha preocupado del frente, dejando laterales y trasera sin apenas esbozar. Su sexo es indefinido, aunque según García Alfonso (1995, 134) podría tratarse de un rostro masculino. Además, no sabemos si está completa o se trata de un fragmento de una escultura mayor, aunque todo parece indicar que se trate de una pieza completa.

Evidentemente, lo más notable es el rostro, que se individualiza del resto del bloque mediante una línea parabólica desplazada hacia la derecha del espectador, dando a las facciones un sentido ligeramente curvo. Los ojos tienen forma de discos salientes, redondos, siendo el derecho más grande que el izquierdo. La nariz, que prolonga la frente, es ancha, aquilina y prominente, acabando en una pronunciada curva. Los gruesos labios configuran una boca pequeña y entreabierta, sonriente, mientras el mentón apenas se señala. El cuello es muy ancho, ocupando todo el bloque. La pieza carece de orejas y cabellos, aunque en la parte posterior presenta varias ondulaciones a modo de bucles.

Es muy típico en el mundo ibérico la técnica tosca y poco cuidada de esta representación, siendo poco habituales las hermosas esculturas que podemos tener en mente. Teniendo en cuenta las piezas similares encontradas en el sur y levante peninsular, podemos pensar que está relacionada con el mundo religioso, siendo esta cabeza de Los Castillejos un exvoto.

Encontramos paralelos estilísticos muy claros en los exvotos aparecidos en el santuario ibérico de Torreparedones, situado en la campiña cordobesa, entre los términos municipales de Castro del Río y Baena (Morena López, 1989: 59-72). Aunque el paralelo más claro lo podemos encontrar en el hallazgo de la Cueva de la Murcielaguina, en Priego de Córdoba, conservada en el Museo de dicha localidad. Se trata también de una cabeza, realizada en piedra caliza, que presenta facciones del rostro muy sumarias, con ojos redondos, nariz ganchuda y boca pequeña, sin orejas ni cabello (Vaquerizo Gil, 1983-84: 24-25; 1985). Tampoco se encuentra lejano a nuestra cabeza de Los Castillejos los rostros de algunos bronces ibéricos hallados en los santuarios de Despeñaperros (Nicolini, 1973: 88) y Nuestra Señora de la Luz en Murcia (Nicolini, 1969: 62-63).

El problema cronológico que plantea la cabeza de Los Castillejos es de difícil resolución debido a que carece de contexto arqueológico. Además, si repasamos las dataciones de los paralelos más cercanos, vemos que pueden situarse desde el Ibérico Pleno hasta un momento tardorrepublicano. Los más antiguos serían los exvotos de bronce, situados por Nicolini en la «época media» de la escultura ibérica, que se fecha entre fines del siglo V e inicios del IV a. C. Por último, los exvotos de Torreparedones, a tenor de una serie de inscripciones latinas que muestran algunos de ellos, se han fechado ya en época romana, concretamente en los siglos I-II a. C.; esto es un fiel testimonio de las pervivencias indígenas en el sur peninsular, como mínimo, hasta el cambio de Era y más en un campo tan impenetrable como las costumbres religiosas. Así, para este hallazgo de Los Castillejos no podemos atribuirle otra datación que la amplia horquilla que va desde el siglo IV al I a. C., más posiblemente en un momento avanzado de la misma (García Alfonso et al, 1995: 138).

Teniendo en cuenta las características estilísticas del exvoto de Los Castillejos donde destacan su esquematismo y tosquedad, podemos asegurar que se encuentra plenamente inmerso en las corrientes más populares del arte ibérico, que se hallan en un punto intermedio entre lo anicónico y la representación figurada, característica que para E. Ruano (1987: 152) es de claro influjo púnico. Se trata de evocar los rasgos humanos en el rostro más que de reflejar la realidad, ya que es suficiente para señalas la presencia del devoto ante la divinidad (García Alfonso et al, 1995: 139).

BIBLIOGRAFÍA

  • GARCÍA ALFONSO, E. (1994), Los Castillejos de Teba (Málaga). Campaña de 1993. Estratigrafía de los siglos VIII-VI a.C, Mainake.
  • GARCÍA ALFONSO, E., MARTÍNEZ ENAMORADO, V., MORGADO RODRÍGUEZ, A. (1995) El Bajo Guadalteba (Málaga): Espacio y Poblamiento. Una aproximación arqueológica a Teba y su entorno, Málaga: Excmo. Ayuntamiento de Teba. Diputación Provincial de Málaga.
  • MORENA LÓPEZ, J.A. (1989), El santuario ibérico de Torreparedones (Castro del Río, Córdoba), Córdoba.
  • NICOLINI, G. (1969), Les bronzes figurés des sanctuaries ibériques, París.
    -- (1973), L’art et la civilisation de l’Espagne antique. Les ibères. París.
  • ORTUÑO RODRÍGUEZ, E. (2010), En una encrucijada, ¿un santuario?. Los Castillejos, Teba (Málaga). 28/12/2018, de Hisn Atiba Sitio web: http://www.hisnatiba.com/textos/texto5.html
  • RUANO E. (1987), La escultura humana de piedra en el mundo ibérico, Madrid.
  • VAQUERIZO GIL, D. (1983-84), Notas sobre material ibérico conservado en el Museo Arqueológico Municipal de Priego de Córdoba (Córdoba), C.A., 14, pp. 11-25.
    -- (1985), La cueva de la Murcielaguina, en Priego de Córdoba, posible cueva-santuario ibérica, Lucentum, 4, pp. 115-124.

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